En el siglo XVII Oropesa se fortificó con una nueva muralla de trazado regular y baluartes en las esquinas. En el extremos SE fue construido un edificio de planta regular, dos alturas y una puerta en la C/San Antonio. Su interior se dividió en dos salas alargadas y comunicadas. La planta baja tenía un techo plano y se utilizó como prisión. La sala delantera estaba reservada para el carcelero y los útiles de tortura, mientras que la estancia oscura del fondo hizo las funciones de celda. El acceso a la planta superior era externo y permitía a los soldados con equipamiento ligero apostarse en las troneras para defender la muralla.
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